Con sede en Galicia y Asturias, Ya Te Comeré, desde hace años ha basado su estrategia en buscar un producto de calidad que llevase a los profesionales del canal HORECA a tener un día a día más cómodo sin perder la esencia de su cocina. A día de hoy cuenta con 45 productos aproximadamente en su catálogo.
¿En qué dirección debe caminar el sector de los congelados para ganar prestigio de cara a una sociedad que cada vez busca ser más saludable?
Lo primero que tenemos que hacer es autocrítica como sector ya que, en el mundo del congelado se han hecho cosas que no estaban bien y que restaban calidad al producto, sin pensar en el consumidor. Es cierto que muchos mercados, y en general la gran distribución aprieta hasta casi dejar si margen a los proveedores, pero esto no puede ser una excusa.
Además de en España, también vendéis en Inglaterra, Bélgica, Irlanda y Holanda. Pero, ¿qué diferencias existen entre unos mercados y otros?
Partimos de la base de que elaboramos un producto de calidad y no competimos por precio. En base a esa calidad y a este mensaje, nos ha costado convencer menos en países como Reino Unido y Bélgica, donde han sido ellos los que han demandado esta calidad.
¿Trabajáis sólo con materia prima nacional?
Lo hacemos en un 98%. En España el nivel las verduras, carnes, pescados y mariscos, es altísimo.
¿Cuál es la sistemática de trabajo para mantener la calidad del producto?
Recibimos la materia prima y la procesamos el mismo día que nos llega o al siguiente; es decir, no tenemos un gran almacén de materias primas porque nuestro nivel de producción es muy alto. Posteriormente, aplicamos diferentes sistemas de conservación para preservar siempre la máxima calidad.
¿Se puede decir ya que se ha normalizado la situación económica tras el COVID?
Más que hablar de normalizado, lo que diría es que ahora mismo estamos en un mercado muy desordenado en el que, cada día, las ventas van mejor.
¿Ha dejado algo positivo para vuestra empresa esta crisis?
Nos ha ayudado a analizar detenidamente todas las carencias que teníamos, a formarnos mejor y a actualizar nuestros programas de gestión, buscado nuevas oportunidades. En definitiva, a solucionar muchas cosas que con el día a día de la empresa no tienes tiempo de hacer.
Uno de vuestros principios es ayudar al cocinero. ¿Hacia dónde caminan las exigencias de los cocineros?
Demandan estar a la última y que el cliente perciba la calidad de lo que ellos cocinan. A través de nuestros productos, queremos que el hostelero gane dinero pero que además sea felicitado por su trabajo.
Se habla mucho digitalización y sostenibilidad. ¿Cómo aplicáis esto dentro de vuestra empresa?
Hemos trabajado en una mejora y análisis de nuestros sistemas de gestión para aplicarlo a la producción a través de la digitalización de procesos, algo que nos ayudará a ser más competitivos. Y por supuesto, cada día, intentamos ser más sostenibles porque para muchos de nuestros clientes, este concepto de sostenibilidad está incluso, por encima de la calidad del producto. No podemos cuidar a la sociedad y el medio ambiente, sin cuidar todo lo que sale de nuestras fábricas. Hay mercados en el que, sin este patrón, no vendes.
¿Qué supone para vosotros pertenecer a FROZEN ESPAÑA?
Aprovechar muchas sinergias de todo tipo, desde temas de eficiencia energética, hasta contratos de suministro o de servicios… Hay que unir recursos, aportarnos conocimientos y ayudarnos los unos a los otros. Unidos indudablemente seremos más fuertes como sector, porque aprenderemos más y mas rápido.
¿Cuál es la asignatura pendiente que tiene España dentro del sector de la alimentación?
El marketing. Y no lo digo solo de cara a la propia venta interna, sino de cara a nuestra propia imagen internacional. Es muy frustrante cuando uno sale fuera, sabiendo que en España se come bien en cualquier comunidad autónoma, ver lo que llega al exterior. Como representante de la gastronomía española, observo que en mucho sitio nos tienen denostados porque los establecimientos que nos representan presentan una imagen y calidad bastante ínfima. Dar esta imagen me frustra porque la calidad que tenemos en origen, pocos países la tienen. Nos lo tenemos que creer más. Cuidar nuestro producto, mimarlo y saberlo comunicar.