Desde que naciese en 1972, Hecomar no ha dejado de crecer y se ha adaptado a los cambios que han ido surgiendo tanto a nivel económico como social. A punto de cumplir 50 años, cuentan con unas instalaciones que ocupan 3.300 m² y unas cámaras frigoríficas con capacidad para almacenar 4.000 m³ de productos congelados.
En toda vuestra historia, ¿cuál sería un momento importante?
Hay distintos, pero el giro que le dimos a la empresa antes de la crisis de 2008 fue importante.
¿En qué consistió?
Hasta entonces hacíamos una distribución de autoventa donde el mismo repartidor hacía de comercial. Pero en los años del boom inmobiliario, y teniendo en cuenta que para conducir nuestros camiones hacía falta el carné específico, perdimos muchos conductores que se fueron a la construcción porque les pagaban más y eso, nos hizo replantearnos la empresa y pasar de hacer autoventa a preventa.
¿Cuál es la principal diferencia?
En preventa, un día el comercial vende y toma nota del pedido, y al día siguiente el repartidor lo lleva.
¿Fue una transformación costosa?
Sí, porque tuvimos que hacer una inversión importante. Compramos 10 vehículos comerciales y otras 10 furgonetas de reparto, y esto fue justo antes de la crisis económica de 2008…
¿Se puede dar la cifra de lo que os costó reconvertir la empresa?
Fueron entre 400 y 500 mil euros… Además de los vehículos, restructuramos personal y modernizamos las instalaciones…
¿Cómo estáis viviendo vosotros la situación actual?
Hemos pasado momentos muy duros, pero gracias al turismo hemos tenido un verano muy bueno.
¿Cómo ha cambiado la distribución en los últimos años?
Ahora es muy complicado repartir en las ciudades por el tema de vehículos que pueden acceder al centro urbano y por las franjas horarias que existen. Esto obliga al repartidos a adaptarse a los horarios que se establecen…
¿Qué sistema utilizáis en vuestros vehículos para mantener la temperatura óptima de los congelados?
Nosotros utilizamos placas eutécticas, que es el mejor sistema para conservar nuestros productos, especialmente los helados. La contrapartida de este sistema es que deja muy poco espacio de carga y por tanto tenemos que tener más camiones. Por eso pedimos a la administración que, con el permiso de conducir de clase B, se puedan conducir camiones de más de 3.500 kg, aunque estos no sean 100% eléctricos.
¿Pueden los vehículos eléctricos actuales dar servicio a empresas como la vuestra?
Actualmente no son viables por la baja autonomía que tienen y su elevado coste. Además, ahora hay que tener en cuenta que estamos pasando un momento en el que el coste energético está en máximos históricos.
¿Cómo os está afectando toda la subida de la luz?
Pues justo ahora que estábamos saliendo de la crisis del COVID-19, es otro dardo que nos cae encima. Ahora hay que tener controlado muy bien tu estructura de costes y saber incluirlo en el margen de tú producto, porque no solo es el coste de la luz, es también la subida del SMI, el precio del gasoil, los costes de los fletes… Son muchas cosas que tienen una incidencia muy importante.
¿Era el momento de subir el SMI?
Yo estoy de acuerdo con subirlo, pero no era el momento ya que en los últimos años ha subido un 30%.
¿Os estáis planteando avanzar en sostenibilidad?
Estamos trabajando en ello, pero por ahora estamos trabajando, sobre todo, en controlar las franjas horarias en las que enchufamos las cámaras frigoríficas y nuestros vehículos con de placas eutécticas.
Ya vamos llegando a final de 2021. ¿Cerraréis positivamente el año?
Sí pero todo esto del COVID-19 nos ha dado una lección; la dependencia tan alta que tenemos respecto a China hay que reducirla como sea. Además, pasos como el pertenecer a FROZEN ESPAÑA creo que nos van a ayudar a estar más unidos.